Este texto de Lorena Rivera, escrito el 10 de Diciembre de 2024, analiza la preocupante interconexión entre los conflictos bélicos y la crisis climática, argumentando que la atención global a los conflictos bélicos debe incluir necesariamente el impacto ambiental. Se destaca la falta de prioridad que se le da al cambio climático a pesar de su gravedad, y se ejemplifica con los conflictos de Rusia-Ucrania e Israel-Palestina-Hamás.

Resumen:

  • El cambio climático es una amenaza grave, pero su percepción como problema distante dificulta la acción colectiva.
  • Los conflictos bélicos, como el de Rusia contra Ucrania y el de Israel-Palestina-Hamás, agravan el deterioro ambiental y obstaculizan los esfuerzos para mitigar el calentamiento global.
  • El Observatorio de Conflictos y Medio Ambiente (CEOBS) señala que los conflictos dañan la infraestructura de combustibles, causando incendios y derrames que emiten gases de efecto invernadero (GEI).
  • La Guerra del Golfo de 1991 contribuyó con más del 2% de las emisiones globales de CO2.
  • La destrucción de bosques durante los conflictos libera carbono almacenado, incrementando las emisiones de GEI.
  • La Fundación David Suzuki destaca que las guerras impiden la resolución de emergencias como el cambio climático y la pérdida de biodiversidad.
  • Los incendios, aproximadamente cuatro millones al año, contribuyen al calentamiento global.
  • La guerra de Israel-Gaza generó emisiones de GEI superiores a las de más de 20 países vulnerables al cambio climático en un solo año.
  • Incluyendo la infraestructura bélica, las emisiones aumentan al equivalente de más de 33 países al año.
  • El Panel Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) menciona las emisiones de carbono de las actividades militares, pero sin profundizar en su potencial.
  • La Scientists for Global Responsibility (SGR) y el CEOBS calculan la huella de carbono militar global en 2750 millones de toneladas de CO2 equivalente (5.5% de las emisiones globales).
  • La Iniciativa sobre Contabilidad de GEI de la Guerra estima que la guerra de Rusia-Ucrania ha generado emisiones equivalentes a las de 175 países en dos años, con un costo de 32 mil millones de dólares en daños.
  • La ONU recomendó en 2022 un registro de reclamaciones por daños, pero las reclamaciones climáticas no están incluidas.
  • Los conflictos bélicos interfieren en el diálogo internacional sobre el clima y desvían recursos de la transición energética.
  • El Servicio de Cambio Climático Copernicus de la Unión Europea informó que Noviembre de 2024 tuvo una temperatura media global de 1.62 grados centígrados, lo que indica que 2024 será el año más cálido registrado.

Conclusión:

  • La conexión entre conflictos bélicos y cambio climático es innegable y requiere mayor atención.
  • Se necesita una mayor integración del impacto ambiental en las discusiones sobre conflictos y en las cumbres climáticas.
  • La falta de acción colectiva frente al cambio climático se ve agravada por la priorización de otros temas, como los conflictos bélicos.
  • Es crucial redirigir recursos de los presupuestos militares hacia la mitigación del cambio climático y la adaptación a sus efectos.
  • La urgencia de la crisis climática, evidenciada por
Sección: Internacional

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