Santa Paula: el subsuelo que se niega al olvido

El texto escrito por Pascal Beltrán Del Río el 2 de Noviembre del 2025 explora la historia del panteón de Santa Paula en la Ciudad de México, desde su clausura durante el Porfiriato hasta su persistencia como osario subterráneo bajo la colonia Guerrero. El autor destaca cómo la expansión urbana sobre el antiguo cementerio ha generado constantes hallazgos arqueológicos que revelan detalles sobre la vida, la muerte y las epidemias del siglo XIX.

El subsuelo de la colonia Guerrero sigue siendo, literalmente, un osario en latencia.

📝 Puntos clave

• El panteón de Santa Paula fue clausurado en 1879 durante el Porfiriato con el objetivo de expandir la ciudad.
• La saturación del panteón, especialmente durante las epidemias de cólera de 1833 y 1850-1851, llevó a la creación de fosas comunes con múltiples niveles de entierros.

• Publicidad
• A pesar de la clausura, la vasta extensión del panteón (37,800 metros cuadrados) y la negligencia en la gestión de los restos han provocado hallazgos de osamentas a lo largo del tiempo.
• Excavaciones recientes del INAH entre 2014 y 2015 revelaron 365 esqueletos, muchos de ellos relacionados con las epidemias.
• El cierre formal del panteón se intentó desde 1849 por el presidente José Joaquín de Herrera, y en 1871 se ordenó su cierre junto con otros panteones antiguos.
• La ambición porfiriana de extinguir el panteón falló, y este sigue siendo un recordatorio de la historia de la ciudad.
• La colonia Guerrero se asienta sobre la necrópolis más importante del siglo XIX.

Lo malo y lo bueno 👎👍

¿Cuál es el aspecto más problemático o negativo que se desprende del texto?

La minimización de los riesgos sanitarios por parte de las autoridades, como el gobernador Luis C. Curiel, para acelerar la venta y lotificación del terreno del panteón, lo que generó problemas de salud pública y la persistencia de restos humanos expuestos.

¿Cuál es el aspecto más valioso o positivo que se desprende del texto?

La persistencia de la memoria histórica a través de los hallazgos arqueológicos, que permiten comprender mejor la vida, la muerte y las epidemias del siglo XIX en la Ciudad de México, así como la importancia de preservar y estudiar este patrimonio bioarqueológico.