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Este texto de La Jornada, publicado el 16 de enero de 2025, analiza el alto el fuego alcanzado entre Tel Aviv y Hamas en la franja de Gaza, destacando tanto los aspectos positivos como las serias preocupaciones que persisten sobre la verdadera posibilidad de una paz duradera. Se critica fuertemente la narrativa dominante sobre el conflicto.

Un alto el fuego de 84 días, dividido en tres fases, se ha acordado entre Israel y Hamas, pero la paz real está lejos de garantizarse.

Resumen:

• Se anuncia un alto el fuego entre Tel Aviv y Hamas en Gaza, con una duración inicial de 84 días divididos en tres fases.
• Fase 1 (42 días): Cese de bombardeos, liberación de 33 rehenes israelíes por parte de Hamas (priorizando mujeres, niños y mayores de 50 años), e intercambio de rehenes palestinos por israelíes (30 por cada rehén civil y 50 por cada mujer militar).
• Fase 2 (42 días): Liberación del resto de los rehenes, retiro de tropas israelíes de Gaza.
• Fase 3 (duración indeterminada): Intercambio de restos mortales, reconstrucción de Gaza y reapertura de cruces fronterizos.
• El autor celebra la posibilidad de un respiro para los 2.4 millones de habitantes de Gaza, pero critica la insuficiencia del acuerdo para lograr una paz verdadera.
• Se critica duramente a Benjamin Netanyahu y al gobierno israelí, acusándolos de racismo, integrismo y apología de la limpieza étnica.
• Se denuncia el bloqueo israelí-estadounidense a la solución de dos estados, respaldada por la ONU y la comunidad internacional.
• Se condena la violencia del lenguaje que minimiza la situación, calificando de "terroristas" a quienes defienden sus hogares y de "guerra" a un genocidio.
• Se exige justicia para los responsables de crímenes de guerra y de lesa humanidad, incluyendo a Netanyahu, requerido por la Corte Penal Internacional.
• Se advierte sobre la necesidad de aislar diplomáticamente a Israel si no se cumplen los lineamientos básicos de derechos humanos.

Conclusión:

• El alto el fuego es un paso positivo, pero insuficiente para garantizar una paz duradera.
• La justicia y la reparación del daño a las víctimas son cruciales para una paz real.
• La comunidad internacional debe asumir su responsabilidad para evitar la normalización del genocidio en Gaza.
• La narrativa dominante sobre el conflicto debe ser cuestionada y reemplazada por una que reconozca la verdadera naturaleza del conflicto.